Víctor del Río
 
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Texto modificado y actualizado de presentación del proyecto de Daniel García Andujar Los materiales del artista, para la web del Museo Patio Herreriano en Valladolid.



Los materiales del artista

Víctor del Río


            Los materiales del artista es un proyecto de Daniel García Andujar que se alojó en la sección “Proyectos residentes” de exploradorArte, el entorno web del Museo Patio Herreriano para la investigación y el desarrollo de proyectos específicos en internet por parte de colaboradores externos. Por ello, todas las propuestas se encaminaban a la creación de comunidades de trabajo y de intercambio de información, de las que la propuesta de Daniel G. Andujar es un perfecto ejemplo. Su obra se acompañó por la versión para Internet del Archivo FX de Pedro G. Romero, el Archivo de Imagen Anónima Narrada (AIAN) de Jorge Blasco y el proyecto Gente Corriente de Javier Núñez Gasco. Por diversos avatares institucionales el proyecto para la web del museo que operaba como una suerte de comisariado en la red de proyectos archivísticos no tuvo continuidad. Este hecho plantea hoy una pregunta acerca de los conceptos sobre conservación de obras artísticas informacionales y de concepto como la que ofreció en su momento Daniel García Andujar y que enlaza aquí con los comentarios que sugeríamos entonces a propósito del propio contenido de su propuesta. Su trayectoria anterior, concretada en los numerosos proyectos bajo el sello Technologies to the people, avalaba esta perspectiva que queríamos incorporar en el horizonte de trabajo de la institución.

            El propio autor definía así su proyecto: [Los materiales del artista] emula las referencias clásicas y tratados prácticos de técnicas y materiales utilizados en la práctica artística, tales como The Materials of the Artist and Their Use in Painting (Los materiales de pintura y su empleo en el arte) de Max Doerner o The Artist's Handbook of Materials and Techniques Ralph Mayer y Steven Sheehan. Introduce a la comunidad artística en nuevos conceptos derivados de la introducción de nuevas tecnologías, la irrupción de Internet y el uso extensivo de la informática y la electrónica en la práctica artística.
El objetivo del proyecto es la configuración de una herramienta modular de fácil administración y gestión remota, que permita la difusión, generación y gestión de información cuyo acceso pueda ser restringido a grupos de usuarios investigadores, o abierto al público con la voluntad de crear un tejido de relaciones y un espacio abierto de trabajo. Los Materiales del Artista (The Materials of the Artist) supone una oportunidad de colaborar con otros artistas, teóricos, técnicos y grupos sociales con el objetivo de compartir experiencia e intereses similares y generar un espacio estable y común de colaboración. Su objetivo fundamental es generar una infraestructura real de trabajo desde la que podamos recoger resultados objetivos, que pudieran ser aplicados a un futuro contenedor en forma de un sistema operativo para artistas, que recoja las herramientas y la configuración más idónea consensuada desde la plataforma x-devian”.

            Detrás de Technologies to the people se encuentra, en cualquier caso, Daniel García Andújar. La idea de producir una identidad corporativa que suplanta  a la individual en la esfera pública puede parecer un nuevo avatar de la ya poco convincente muerte del autor. Sin embargo, este enmascaramiento opera más bien como una réplica de las estrategias corporativas, tanto al ofrecer una imagen de "ente organizado", como en la despersonalización del proyecto. La interposición de una figura anónima e implícitamente colectiva, "Technologies to the people", propicia un nuevo escenario dialógico entre el usuario y los proyectos. En este escenario se trata de hacer consciente una variedad de protocolos de intercambio de información a los  que ya nos hemos acostumbrado y que, sin embargo, contienen una compleja estructura ideológica y de comportamiento específica de internet.

            Daniel García Andújar viene desarrollando un trabajo orientado a la movilización de recursos y comunidades de conocimiento en internet desde la perspectiva de un acceso libre a la información. La naturaleza de este acceso tiene consecuencias importantes en al menos dos planos diferenciados: uno, en la producción de discurso, es decir, en los contenidos que, de forma colectiva, dialogada o colaborativa, se generan en los sitios web; y otro tecnológico, sobre la génesis de las condiciones de posibilidad del intercambio que se establece entre sus participantes.  De sus intervenciones, quizá hayan sido más conocidas las que llegaron a constituirse en foros de debate sobre las políticas culturales de Valencia y Barcelona (e-valencia y e-barcelona). Las consecuencias de las aportaciones que libremente la opinión pública vertió en ellas revelaron la eficacia de las herramientas que dan cauce al discurso colectivo sobre las acciones emprendidas por las instituciones, la prensa o los agentes culturales. Indudablemente los foros de debate se nutrían de una buena dosis de malestar difuso que aqueja, como sabemos, a este tipo de crítica cultural espontánea. Pero el mecanismo también permitía desbloquear el silencio al que habitualmente se somete a la opinión pública en el ámbito cultural, devolviendo a sus agentes una imagen demoledora, y quizá por ello imposible de ignorar, acerca de las arbitrariedades, alineaciones de poder y otras fantasías conspiratorias propias de la gestión cultural y del circuito artístico.

            El proyecto Los materiales del artista aporta algunas novedades sobre la trayectoria anterior de Daniel G. Andujar y mantiene, sin embargo, su planteamiento sobre la necesidad de liberar los cauces de intercambio de información de las instancias mediadoras. Se trata de una iniciativade naturaleza aparentemente instrumental, pensado como un centro de recursos software para artistas. Pero su planteamiento evoca los antiguos manuales técnicos de la pintura, como aquella compilación de recetas de Max Doerner cuyo título reflejaba toda la carga simbólica de la conservación y la historia de las técnicas tradicionales: Los materiales del artista y su uso en la pintura con notas sobre las técnicas de los viejos maestros. Doerner publicó esta obra en 1921 cuando era un reputado especialista en técnicas pictóricas, especialmente en aquellas ya desaparecidas, y había asesorado, entre otros, los procesos de restauración de los frescos de Tiepolo en la Wuzburg Residenz. Su conocimiento de la historia de los procedimientos pictóricos permitió grandes aportaciones en el ámbito de la conservación. De hecho, su  manual para artistas tenía la intención de salvaguardar las técnicas que los maestros habían utilizado en otro tiempo, antes de que la evolución de los materiales hiciera posibles soluciones diferentes en el entorno artístico de su tiempo. El proceso de salvaguarda de los conocimientos sobre las técnicas antiguas cumplía así dos funciones: una en el plano de la conservación que permitiría a los restauradores de varias generaciones abordar con garantías sus trabajos de recuperación; y otra simbólica, en la que las técnicas como tales eran canonizadas como depositarias últimas de un saber en el que residían las esencias artísticas. Aquellas técnicas ancestrales descritas en el libro parecían atesorar un conocimiento del que dependía la calidad inimitable de los grandes maestros, algo que, paradójicamente, se presentaba en forma de procedimientos disponibles para que otros artistas alcanzaran la excelencia.

            El manual del artista cumple así una función contradictoria, por un lado sanciona el virtuosismo de las técnicas en la figura de los maestros y, por otro, convierte su secreto en metodología. La escritura del manual sirve para conducir el saber artístico por una ponderada ambigüedad entre el talento y la técnica que permitirá construir el sistema de restricciones y exclusiones con el que el iniciado debe enfrentarse, y que harán de la pintura una forma de discurso instituido. En el fondo de los planteamientos de Doerner está la construcción de un ámbito de conocimiento que es la base de la legitimidad académica en la enseñanza de las artes. No en vano, Doerner continuaba siendo un pintor postimpresionista cuando las vanguardias habían ido y habían vuelto de las experiencias de mayor radicalidad.

            El planteamiento del proyecto de Daniel G. Andújar tiene entre sus objetivos poner en cuestión la forma en que la tecnología empleada determina la naturaleza de este trabajo. Para ello, recupera el paradigma del manual técnico en la elaboración de los materiales del artista, pero con decisivas variaciones: se trata de un directorio de recursos software de acceso libre con los que “producir” el trabajo de un artista. La idea de “producción” tiene aquí más bien el perfil de un modelo de “edición” en un sentido amplio. Se habla de la edición del sonido, de la imagen o el vídeo. En las actuales condiciones de trabajo artístico las determinaciones de los dispositivos técnicos inciden en la naturaleza de los contenidos y en el significado de las obras. Esta cuestión, como es previsible, adquiere tintes ideológicos en el contexto del capitalismo a comienzos del siglo XXI, en el que algunos de los mayores flujos económicos son de carácter informacional y donde las mercancías aparecen codificadas simbólicamente para generar nuevas modalidades de plusvalía. En su presentación del sistema operativo “X-devian for artists”, se advierte de que el uso de software pirata en los ordenadores de millones de usuarios en todo el mundo (que creen estar sorteando el control de las multinacionales) no hace sino establecer un canon de programas cuya adopción masiva sostiene un beneficio económico basado en la demanda funcional de profesionales y futuros profesionales que los utilizan. El texto nos dice: “En realidad cuando pirateas un programa como Photoshop contribuyes en cierta manera a la consolidación de un fenómeno de la nueva economía global denominado estandarización. No estás haciendo otra cosa que evidenciar una  práctica que atiende a una planificada estrategia corporativa de dominio de cuotas de mercado”.

            Quizá pudiéramos sugerir que existe un énfasis metodológico en las herramientas y las técnicas en cualquier disciplina, cuyo perfeccionamiento y especialización constituyen las empresas más identificables del capitalismo. En ello, las “artes” no son menos sensibles a la renovación continuada y, por ello, en el proyecto Los materiales del artista se ejerce una subversión irónica de ese mecanismo al mostrar su reverso instrumental. La herramienta controla al operario mediante sus rutinas de uso y su estandarización. La obra de Daniel G. Andujar escenifica la problemática sobre las condiciones técnicas de producción artística en el traspaso del ámbito de la forma autónoma al de la función en su contexto. Este desplazamiento es de escala histórica, en realidad, y lo que el proyecto consigue es justamente su reinterpretación sobre un entorno pragmático, un espacio en el que los usuarios anónimos pueden experimentar, efectivamente, con el intercambio de conocimiento de modo alternativo al que se genera desde las regulaciones y estandarizaciones del mercado. El mecanismo conceptual del proyecto destapa algunas de las cuestiones que el discurso artístico contemporáneo no ha conseguido resolver. Entre otras posibles, la reinterpretación del concepto de “autonomía”. La autorregulación colectiva, o la articulación de la sociedad civil en virtud de sus propias iniciativas, subvierte el sistema de modo mucho más eficaz que el pirateo del software. Éste último, acogido a la autocontemplación romántica del hacker, no hace sino reforzar los sistemas desde una marginalidad que vive del excedente de la ingeniería capitalista chequeando gratuitamente la encriptación de sus patentes de monopolio.

            El modo en que la operación de Daniel García Andujar, irónica y funcional al tiempo, actúa sobre los conceptos fundacionales del arte moderno y sus precarias subversiones contemporáneas, nos permite ofrecer un lugar de trabajo cuyas bases teóricas rectifican desde planteamientos críticos las inercias que, con demasiada frecuencia, nos hacen olvidar la naturaleza del trabajo del artista. Quizá las paradojas puestas en juego aquí necesiten ser verificadas en la iniciativa de los usuarios, y su posible absentismo ponga de manifiesto tanto el riesgo de autorreferencialidad del discurso artístico, como la obsolescencia de las estructuras institucionales que lo acogen.

 
   
   
   
 
 
  © Víctor del Río 2010